viernes, 4 de febrero de 2011

Motivos para sonreir

Miles, variados, ingorados. A patadas, debajo de las piedras, crecen en los árboles, los puedes pescar, cazar al vuelo, incluso vienen sin ser llamados, como el amor. Pueden ser cosas tan pequeñas que apenas nos percatamos hasta que nos encontramos con esa sonrisilla vacilante en los labios; pueden ser tremendas locuras que no tengan ni pies ni cabeza, de esas que cuando las recuerdas sólo puedes pensar "¡dios, qué mal estoy!" o quizá el clásico "Que me habré fumado yo ese día". Y que, sin embargo, quizá por esa misma inconexión que tienen con la realidad, sea por las que te haga reír a carcajada limpia, hasta acabar tirada en el suelo, con dolor de barriga y lágrimas en los ojos de tanto reírte.

Pueden ser gestos que despiertan tu ternura: una sonrisa desconocida, un abrazo inesperado, el roce de esa persona especial, algunas palabras que no esperabas oir. Pueden ser buenas noticias, pueden ser visitas, canciones, recuerdos, sueños, ilusiones, ganas. Cualquier cosa es válida, cualquier cosa puede hacer sonreír. hay mil y un motivos cada día para sacar una sonrisa

Uno de los míos, eres tú. Los demás, los voy guardando en una cajita, y los cojo cuando hacen falta.

Que se pregunten qué haces en la calle, que no se den cuenta de ese detalle
Que esto es un paseo como los de antes, en que nadie se busca y nadie quiere encontrarse

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