La promesa de tener por delante cuatro días, a tu lado; promesa inmóvil, invariable; durante horas. La promesa de risas, bromas y suspiros escondidos en lo recóndito de mi ser. La promesa de algún comentario hiriente que me haga odiarte, y de mil y una palabras inocentes que me hagan quererte aún más. La ilusión de volver a verte. Volver al lugar donde te encontré, y volver a encontrarte ahí, como siempre. Pequeñas alegrías que hacen de mi mundo un lugar mucho mejor.
Qué maravilloso día es el lunes
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