Si escribo tu nombre a cada suspiro. Si tu mirada se quedó grabada en mis pupilas, si tu recuerdo quedó preso en mi alma. Cómo dudo de si te quiero, si la noche es para soñar contigo, el amanecer parte con la promesa de verte, y la sonrisa de cada día es un recuerdo de tu aroma. Cómo puedo dudar si estoy pendiente a cada paso, a cada gesto. Cómo puedo preguntar, si he vuelto a ligar parte de mí a tus manos. Y cuando las dudas, las preguntas, las inseguridades, el miedo, se borran con tu voz.
Cómo soy capaz de dejarme guiar tanto por el miedo.
Ojalá yo supiera perder
sin rendirme una y otra vez...
Pero el miedo no existe. Y los errores no existen.
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