jueves, 14 de junio de 2012

5

¿Sabes? Te echo de menos. Echo de menos el sabor de tus sábanas, el despertarme y encontrarte a mi lado. Echo de menos esas tardes eternas acabadas en madrugadas, los paseos, las escapadas, el hoy eliges tú. Y volverme loca la cabeza pensando a qué rincón podríamos ir ese día que no hubiéramos visitado ya en los cuatro meses anteriores, cada fin de semana.

Pero este último mes ha sido un poco extraño, ¿verdad? Nos ha impedido esa regularidad de las visitas, ese tiempo juntos, esa... ese todo. Las obligaciones nos requerían y había que atenderlas, es lo que hay que hacer. Pero estamos a un paso, a sólo un paso, de acabar con ellas, y volver a aquella época que añoro: esos días de libertad que tanto me hacen falta, esas ganas de ti que no se me quitan nunca.

Y sin embargo, allí estabas de nuevo. Con aquel ramo de flores que jamás falla, y una carta que no me esperaba, y que ha dado un nuevo significado al "dormirse llorando cada noche". Porque a las nocturnas lágrimas ha acompañado siempre una sonrisa, y ese sentimiento de estar completamente segura de estar cada día un poco más cerca de caer en ese abismo que me evoca tu mirada. Pero por favor, si caigo, que nadie me salve, que allí me quiero quedar yo. Enamorada. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario