sábado, 7 de enero de 2012

Fin

El final ya está aquí. Se acerca, inexorablemente, imparable; ya no hay nada que quiera hacer para impedirlo, aunque probablemente sí hayan muchas cosas que pueda hacer. Pero no me importa, no esta vez. 

El final no tiene por qué ser siempre algo malo. No tiene por qué ser negativo, catastrófico... no tiene por qué significar, realmente, que todo se ha acabado. Al fin y al cabo, para dejar paso a lo nuevo, debes dejar que otras cosas terminen. 

Y lo que nos depara el futuro, eso, por fortuna, nadie lo sabe. 

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