Hay días en los que piensas que hubiese sido mejor no levantarte de la cama. Días que, por más que te empeñas, no logras encontrar nada bueno que te haga sentir que no ha sido tan malo, que no lo has desaprovechado del todo.
Pero lo bueno de ese día, es que sólo dura veinticuatro horas. Podrás irte a la cama esta noche, cerrar los ojos y pensar en lo horrible que ha sido, Podrás repasar las cosas malas en tu mente y aguantarte las lágrimas para no empeorarlo, hasta que finalmente caigas rendida en ese sueño liviano y molesto de los días malos.
Cuando abras los ojos, ese día malo habrá terminado.
El sol brillará mañana...